lunes, 7 de julio de 2014

Cuevas y abrigos de Huérmeces



Casi todas se encuentran situadas en el desfiladero del río Urbel, allí donde predominan las formaciones rocosas más adecuadas para la formación de cavidades: las calizas.

Las cavidades de Huérmeces son de escaso desarrollo, y relativamente simples sus trazados y morfologías. El valor de estas cuevas es, sobre todo, paisajístico. Excepto la Cueva de Valdegoba, claro, cuyo interés sobrepasa lo estético.

Recorriendo el término de norte a sur, estas son las doce cavidades más conocidas de Huérmeces:





1.Cueva de Los Aviones:

Situada en la zona alta de la pared rocosa existente entre La Bagoya y Navatillo, a la izquierda de la carretera en dirección a Aguilar, se trata de un abrigo más que de una cueva propiamente dicha. Desde la carretera únicamente resulta visible en invierno, cuando los altos chopos ribereños del Urbel pierden sus hojas. Una misteriosa cuerda cuelga de su visera.






2. Cueva y sima de Buzón:

Quizás las menos conocidas, están situadas a la izquierda del Camino de Buzón, cerca de una mata de encina que destaca entre las rocas. La sima tiene un desnivel de 5 metros y un desarrollo de 7, y la cueva un desarrollo de unos 5 metros.






3. Cueva de La Mora:

Muy cerca de las anteriores, ya en la carretera de Aguilar, en pleno Cañón del Úrbel; su boca de acceso se eleva unos diez metros sobre el firme, y la cueva tiene un desarrollo total de 14 metros.

 



4. Cuevas de La Peña Rallastra:

Las más verticales y de más difícil acceso de todas, se han convertido en guaridas y comederos para las rapaces y demás aves que abundan en la pared. Destaca sobre todas la situada al sur de la cumbre, colgada unos 6 o 7 metros sobre la base de la pared.
 






5. Cuevas de Valdegoba:

La más famosa de todas. En el año 1987 se encontró un fragmento de mandíbula humana perteneciente al hombre de Neandertal con una antigüedad estimada de entre 120.000 y 140.000 años. En realidad se trata de un enorme abrigo con tres cuevas diferenciadas, de las que la central destaca por su tamaño, con un desarrollo que no sobrepasa los 26 metros. Una pared de piedra cierra el acceso al yacimiento arqueológico, habiendo perdido la cueva central gran parte de su encanto.
 



 





6. Cuevas de Fuente La Hoz:

Justo al otro lado del río, enfrente del potente manantial que surge bajo un abrigo casi vertical, hay una serie de pequeñas cavidades de escaso desarrollo.
 





7. Cuevas del Alto La Cruz:

Por el camino que desde la carretera de Ruyales asciende hacia Valdefrailes, pasando por Escaladilla y Cotillos, podemos observar todo un despliegue de pequeñas cavidades, que horadan gran parte del macizo del Alto La Cruz.







8. Cuevas de Los Carlistas:

Puede que su nombre proceda del tiempo de las Guerras Carlistas, que asolaron España durante buena parte del siglo XIX; en tierras del norte de Burgos, fueron los años de la Primera Guerra Carlista (1833-1840) los más activos, y existen referencias que hablan de las huestes del reconvertido carlista Cura Merino pasando por la zona de Sobresierra (Robredo, 19 de noviembre de 1838), con los isabelinos pisándoles los talones. Puede que su nombre haga alusión, simplemente, a la forma de boina (carlista, por supuesto) que asemeja su entrada.








9. Cuevas de Los Nogales:

Hasta los años sesenta, en estas cuevas montaban sus campamentos temporales los gitanos que recorrían periódicamente la zona en busca de trabajo o lo que fuera. En sus inmediaciones existió un molino cuyas ruinas eran aún visibles a mediados del siglo pasado.
 





10. Abrigo del Corral de Valdelebrín:

Abrigo muy apreciado desde siempre por los pastores, por su tamaño y orientación, que le hacían muy apto para guardar los rebaños. En lo alto de la pared oeste se abre una pequeña cavidad.
 







11. Cuevas de Valdelebrín:

Al ser las más cercanas al pueblo, se recurría a ellas en casos de emergencia, como lo fueron el saqueo de Huérmeces durante la Francesada (noviembre de 1808) o los primeros días de la Guerra Civil (verano de 1936), cuando los vecinos las utilizaron para esconder sus viandas al extenderse el rumor de que se acercaba una columna de mineros procedentes de Barruelo de Santullán. Se trata de pequeñas cavidades de escaso desarrollo.
 




12. Cueva del Horno:

La única que se sitúa en una zona alta y llana, en lugar de estar excavada en una pared rocosa más o menos vertical. Hoy, su localización resulta sencilla, ya que se encuentra junto al último molino del parque eólico que rodea los vallejos de Valdelebrín y San José por el sur. Su entrada se encuentra hoy cubierta de zarzas, y su desarrollo no supera los 10 metros. Como suele ser habitual, esta cueva también tiene su correspondiente leyenda: si un animal de pequeño tamaño (una gallina, por ejemplo) se introduce por ella, dicen que podría salir por la cueva de Valdegoba, situada a más de 3 kilómetros en línea recta. Puede ser, pero con Fuente La Hoz por medio, la gallina tendría que realizar antes un curso de buceo.
 





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