lunes, 7 de diciembre de 2015

La ladera de los colchones perdidos



En la ladera SW del vallejo de Valdefrailes, al lado del camino que desciende desde el alto de la carretera de Ruyales, existe un mágico rincón que guarda un singular misterio: cuatro o cinco colchones yacen extendidos por una superficie aproximada de no más de 200 metros cuadrados.

Tantos años llevan ya en el mismo lugar que apenas resultan reconocibles fundas ni espumas, habiendo quedado reducidos sus restos a un mero armazón metálico de muelles y traviesas.



¿A qué puede deberse esta anómala concentración de viejos colchones en el mismo paraje? Los expertos barajan dos hipótesis, ambas altamente improbables pero con un indudable y atractivo regusto poético.

La primera cuenta que, hace años, una mañana de fortísimo Aire de Abajo, algún vecino descuidado habría dejado abiertas de par en par las ventanas de sus alcobas, para que se airearan, y por azares de las corrientes eólicas, todos sus colchones acabaron por ser succionados y transportados hasta este apartado paraje.



La otra, no menos interesante, habla de un solitario y solidario amante del senderismo que pensó en el paraje como lugar idóneo para extender unos cuantos colchones viejos –hasta entonces de su propiedad- en los que futuros excursionistas pudieran asentar sus posaderas, echarse una siestecita o lo que surgiera.

De hecho, muchos años después, el camino se convertiría en parte del sendero PRC-BU 57 “Cuevas de Valdegoba”, por lo que hay que reconocer que el supuesto donante de colchones tuvo cierta visión de futuro.

Además de colchones, también pueden encontrarse una gran variedad de objetos con solera: una maleta de madera, un pote granate, varias latas de pequeño tamaño y una lata grande de pimentón. Presencias todas ellas que hacen que tome fuerza la hipótesis de ancestrales corrientes eólicas con gran poder succionador.





En la misma ladera de los colchones perdidos existió, hasta hace pocos años, un desvencijado seat seiscientos blanco. Desgraciadamente, su esqueleto metálico acabó siendo presa fácil de un insaciable e insensible chatarrero –seguramente, el mismo que arrampló con la vespa del Camino de Castrillo- que no supo apreciar la magia del lugar.

El caso es que entre armazones y muelles metálicos de colchón, potes, latas y chatarras varias, las brújulas solían volverse locas en esta peculiar ladera, y antaño más de un senderista perdió el norte en días de niebla.

Caminante que recorres la ruta PRC-BU 57: cuando pases por este tramo, y aunque tu moderno GPS no lo capte, recuerda que caminas por un lugar mágico y misterioso, que merece tu respeto y asombro. Y eso sí, si deseas utilizar los colchones para tomarte un respiro en tu camino, procurar llevar una buena esterilla que haga de intermediaria entre tus huesos y los oxidados muelles.



Información sobre la ruta PRC-BU 57 "Sendero de Valdegoba": ver en el excelente blog Sendas de Burgos, el post recién sacado del horno:

http://sendasdeburgos.blogspot.com.es/2015/12/sendero-de-valdegoba.html


Aspecto original de la vieja lata de pimentón, antes de acabar sus días en la ladera de los colchones perdidos

No hay comentarios:

Publicar un comentario