lunes, 30 de enero de 2017

El vuelo americano de 1956




Entre julio y octubre de 1956, aviones militares norteamericanos sobrevolaron la comarca, fotografiando todo lo que observaban desde sus privilegiados 5500 metros de altitud de vuelo. Quedaron retratados campos, montes y pueblos, carreteras y caminos, ríos y lagos. Los fotogramas de aquella serie de vuelos constituyen un testimonio único de un mundo ya desaparecido.

En las décadas posteriores, la concentración parcelaria y el desarrollo de las comunicaciones modificaron drásticamente el mapa del territorio, hasta hacerlo casi irreconocible.

A modo de juego de las diez diferencias, proponemos descubrir las más importantes modificaciones que ha sufrido el mapa del territorio de Huérmeces (y alrededores) en los 60 años transcurridos desde 1956; qué mejor forma de hacerlo que comparando las viejas ortofotos del vuelo americano con las últimas del SIGPAC (Julio 2014):



1. Carreteras desarboladas

Durante las décadas de los sesenta y setenta, al compás del desarrollo automovilístico del país, se produjo un auténtico arboricidio carreteril (arces, tilos y castaños de indias, principalmente). En la comarca, quizás uno de los ejemplos más claros sea la recta de la carretera entre Huérmeces y Santibáñez. Otro buen ejemplo es el de la pequeña recta a su paso por el paraje de Mulimayor.


Vuelo americano (8 Oct. 1956): la recta de Mulimayor, arbolada

Ortofoto SIGPAC (Julio 2014): la recta de Mulimayor, desarbolada



2. Minifundio generalizado

En 1956, toda la comarca es un mosaico de pequeñas parcelas, producto de centenarias divisiones y subdivisiones. Hasta la llegada de la concentración parcelaria a algunos municipios, en los años setenta, no comienza el rediseño de caminos, arroyos y lindes, transformando totalmente el mapa parcelario del territorio. Entre los páramos de Los Tremellos y Huérmeces, con el vallejo de Monasteruelo por medio, tenemos un buen ejemplo de parcelario minifundista.




Vuelo americano (8 Oct. 1956): minifundios en el Páramo de Los Tremellos y vallejo de Monasteruelo
Ortofoto del SIGPAC (Julio 2014): la concentración parcelaria ha borrado del mapa cientos de pequeañas parcelas


3. Alineamientos de morenas

No solo cambia el tamaño de las parcelas, también las técnicas de cultivo. Desaparecen las segadoras-gavilladoras de tracción animal, sustituidas por cosechadoras autopropulsadas. Y con la desaparición de las ajurias también lo hacen las morenas, esos montones de mies segada que se extendían más o menos regularmente por la parcela, a la espera de su acarreo a las eras del pueblo. En las fotos del 56 se observan nítidamente esas morenas, aunque únicamente en las que se realizaron a mediados de agosto, claro está. En las fotos de octubre, las pequeñas manchas de color oscuro, más o menos alineadas, se corresponden con los montones de basura (estiércol) que el labrador distribuía por cada parcela. Era el abonado más común en una época de abundancia de ganado ovino y escasez de dinero para adquirir mineral.

Vuelo americano (16 Agosto 1956): en muchas parcelas destacan unas manchas blancas, más o menos alineadas: las morenas


Ortofoto SIGPAC (Julio 2014); la orilla izquierda del Urbel ya ha sido cosechada casi en su totalidad; ya no hay morenas, ahora sólo regueros de paja cosechada, perfectamentamente alineados, dispuestos para su posterior empacado





 
Vuelo americano (8 Oct 1956): en este caso, los puntos oscuros se corresponden con montones de estiércol, a la espera de su reparto por la totalidad de la parcela


Ortofoto Sigpac (Julio 2014): el abono químico se ha generalizado; el orgánico solo procede de las escasas aportaciones que el paso del rebaño de ovejas puede dejar en las fincas durante el otoño


 
4. Tantas parvas como casas

En las eras del pueblo, manchas circulares de color claro señalan la presencia de parvas en proceso de trillado, con el montón de grano en su centro. En  Santibáñez se distingue nítidamente esa sucesión de círculos inscritos en eras cuadrangulares. 

Vuelo Americano (16 Agosto 1959): las eras se distribuyen por todo el casco urbano del pueblo

Ortofoto SIGPAC (Julio 2014): las eras supervivientes ya no tienen parva alguna que trillar; a alguna -incluso- le ha nacido una casa


  
5. Las verdes praderas

En una época en la que abundaba el ganado bovino (como fuerza de tracción) y también el equino-mular, eran grandes las necesidades de amplias extensiones de pradera, generalmente de propiedad comunal. En Huérmeces, La Pradera aguantó hasta la llegada de la concentración parcelaria y la redistribución del terrazgo.

Vuelo americano (8 Octubre 1956); el contorno alargado de La Pradera se extiende entre el Puente homónimo y el molino de Retuerta, en la margen derecha del Urbel; la arbolada carretera de Santibáñez sigue un trazado paralelo al río.

Ortofoto SIGPAC (Julio 2014): no queda ni rastro de La Pradera, roturada en su totalidad a principios de la década de los setenta, ganando buenas tierras de labor durante el proceso de concentración parcelaria; la carretera, desarbolada




6. Roturos para después de una guerra

En la postguerra, según se fue recuperando la demografía, las necesidades alimenticias de la población fueron creciendo, y se hicieron necesarias nuevas roturaciones de terreno, a costa de montes y pastizales. Uno de los ejemplos más ilustrativos de la comarca lo tenemos en Las Arroturas (Los Tremellos), en dónde -en los años ochenta- se le pegó un buen tajo al espeso monte de roble (quejigo) de La Frontera.

Vuelo americano (8 Octubre 1956): La Frontera es un denso monte de roble, entre Los Tremellos y Ruyales

Orfofoto SIGPAC (Julio 2014): la porción occidental de La Frontera fue roturada y así surgieron Las Arroturas



7. Una nueva carretera

En el año 1992 se inagura la nueva carretera nacional entre Burgos y Aguilar de Campóo (N-627). Entre Huérmeces y Castrillo de Rucios, la carretera discurre cerca del límite entre sus respectivos términos, atravesando un paraje de tierras arcillosas, frecuentemente encharcadas, y partiendo por la mitad el camino que comunicaba ambos pueblos. Un paso elevado permite ahora la comunicación entre Huérmeces y Castrillo, aunque el camino se ha alargado en más de un kilómetro.


Vuelo americano (8 Octubre 1956): el camino entre Huérmeces y Castrillo discurre por Monte las Eras; en Navas aún no se distingue pino alguno

Ortofoto Sigpac (Julio 2014): la nueva carretera parte por la mitad el camino entre Huérmeces y Castrillo, obligando a desviarse hacia el paso elevado que transcurre más al norte; destaca el pinar de Navas y la mayor densidad de las matas de encina de Monte las Eras; el tamaño medio de las parcelas también ha crecido considerablemente






8. Antes de los pinos  

Precisamente en los años cincuenta, comienza la plantación generalizada de pinos en la comarca; no solo se plantan pinos en pastizales de páramos, también en vallejos poco cultivados y en laderas con parcelas poco productivas. En la zona septentrional del término de Ruyales del Páramo, en la cabecera del río homónimo, hoy existen cinco amplias manchas de pinar (Las Hoyas, Valdefrailes, Las Mayas, La Cotorra, Valdaña), inexistentes o inapreciables en las fotos del vuelo americano.


Vuelo americano (8 Octubre 1956): en la cabecera del río Ruyales aún no aparece plantación de pino alguna


Ortofoto SIGPAC (Julio 2014): las cinco grandes manchas de pino, en Ruyales del Páramo


9. Una base militar 

En los años cincuenta, San Vicente era un buen monte de encina, aprovechado por los vecinos bajo el sistema de suertes de leña. A principios de los años setenta, una base militar de comunicaciones se estableció en el paraje. Y ahí sigue -aunque ya hace tiempo clausurada- su contundente presencia en el mapa del territorio. Y en ese lapso de tiempo, la densidad de los montes de encina ha ido aumentando, no solo en San Vicente, también en Rallastra, Itero, Valdegoba, Monte las Eras...

Vuelo americano (12 Julio 1956): el monte de San Vicente

Ortofoto SIGPAC (Julio 2014): la clausurada base militar ocupa la porción N del monte; en el resto, la densidad del monte de encina ha aumentado considerablemente con respecto a 1956; lo mismo sucede en el monte Rallastra



10. La revolución de las renovables 

Entre los años 2003 y 2010, cuatro parques eólicos se instalaron en terrenos del municipio de Huérmeces. Y otros ocho en municipios limítrofes. Durante esta prodigiosa década eólica, el paisaje cenital de la comarca ha sufrido cicatrices considerables. Nuevas y anchas pistas, aprovechando en parte caminos ya existentes, dan servicio a los aerogeneradores; la energía se evacúa, enterrada, hacia modernas subestaciones de distribución; cada molino destaca sobre plataformas de unos 1000 m2 cada una, rellenas de áridos.

Vuelo americano (8 Octubre 1956): tiempos pre-eólicos

Ortofoto Sigpac (Julio 2014): el Parque Eólico "El Sombrío" en todo su esplendor: 14 molinos, un pararrayos y una subestación; atravesando el monte de San Martín aparece otra cicatriz contemporánea: el gasoducto Burgos-Cantabria-Asturias, ejecutado en los años 80 del siglo pasado











APÉNDICE:

Se denomina vuelo americano al vuelo fotogramétrico realizado sobre todo el territorio español por el servicio cartográfico del ejército estadounidense (Army Map Service) a través de la USAF (Fuerza Aérea de los EEUU) entre marzo de 1956 y septiembre de 1957. Se trató de un proyecto completamente militar, tanto en los medios utilizados como en su finalidad. En la práctica constituyó el primer vuelo sistemático de estas características que se realizó a nivel nacional, incluyendo también las posesiones españolas del norte de África y Canarias.

Por entonces, Estados Unidos estaba en plena estrategia de combate del comunismo, y España era un punto clave de esa estrategia, tanto a nivel geográfico como político. En ese marco se producen los acuerdos militares entre España y USA (1953), que dieron lugar al asentamiento de bases militares en España y que también permitieron la realización de este proyecto de fotogrametría, de enorme envergadura, inasumible para la maltrecha economía nacional.

El plan establecido era utilizar seis aviones Beechcraft RC-45 con sede en el aeródromo de Getafe (Madrid), contando también con el apoyo de los de León, Zaragoza, Sevilla, Albacete, Palma de Mallorca, Barcelona, Valencia y norte de Marruecos. Las cámaras montadas eran Fairchild T-11 de gran formato para fotografía aérea y lentes Metrogon de 6 pulgadas con un f/6,3.
Beechcraft RC-45, el avión utilizado en el "Vuelo americano" de 1956



Estos fotogramas constituyen las primeras ortofotos disponibles de todo el país. Las imágenes fueron tomadas a una altitud de 5.500 metros, en pasadas de dirección Este-Oeste; se obtuvo así una escala 1:31.500; los trabajos se materializaron en negativos de acetato de 23×23, que equivalen a unos 42 kilómetros cuadrados de territorio (un cuadrado de seis kilómetros y medio de lado).

En 2011 las autoridades militares, a través del Centro Geográfico del Ejército de Tierra (CEGET), culminaron el proyecto de digitalización de los 60.000 fotogramas (con un tamaño total de 8 Terabytes) que componen el “vuelo americano”. Todo ese material ha sido transferido a las comunidades autónomas y a las confederaciones hidrográficas que, por lo general, las han puesto en internet a libre disposición del público, en imágenes de formato TIFF de alta calidad.



NOTAS:

  • Junta de Castilla y León: acceso libre a los fotogramas del Vuelo americano
  • Para esta entrada se han descargado ortofotos de pasadas correspondientes a la hoja 167 del MTN a escala 1:50.000; las fechas de los vuelos fueron: 12 de julio, 16 de agosto y 8 de octubre de 1956.  


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