domingo, 13 de agosto de 2017

Té de roca




En buena parte de los roquedos calizos que forman el desfiladero de Fuente la Hoz, horadado por el río Urbel a unos dos kilómetros al norte de Huérmeces, abunda una peculiar especie botánica.

Su tamaño no es gran cosa, ya que sus tallos apenas superan los 15 o 20 centímetros de altura; su floración estival no es especialmente llamativa, ya que sus pequeñas flores amarillentas apenas destacan en la distancia; sus hojas, pequeñas, estrechas y pegajosas, tampoco  contribuyen a hacer más llamativa a la planta en su conjunto.


Otro asunto es el de sus virtudes medicinales. Probablemente, esta sea una de las especies vegetales de mayor uso y popularidad en la medicina tradicional española, sobre todo en la mitad oriental de la península. 

El té de roca (Chiliadenus glutinosus, Jasonia glutinosa) es una planta de la familia de las compuestas, perenne, con una corta cepa leñosa de la que salen todos los años, al comenzar la primavera, numerosos tallos viscosos de 15 a 25 centímetros de altura; las hojas, pequeñas y estrechamente lanceoladas, son aromáticas y tienen también pelitos glandulares, lo que confiere a la planta una viscosidad característica de la que procede su nombre científico; las flores son pequeñas, de color amarillo y están agrupadas en cabezuelas, rodeadas de brácteas lineares, también glandulosas; los frutitos son vellosos, glandulosos en su extremo, y con un vilano doble.


La planta puede florecer desde junio hasta agosto, según la altitud de la zona (vive entre los 900 y 1800 metros); en nuestra comarca, florece desde mediados de julio a mediados de agosto.

Se trata de una especie muy especializada en cuanto a hábitat: vive exclusivamente en fisuras y rellanos de roquedos calcáreos verticales o en grietas horizontales, aunque a veces también en pedregales. 

Su área de distribución general es la mitad oriental de la Península Ibérica, una pequeña zona del sur de Francia (Provenza), islas de Mallorca y Malta, y norte de Marruecos. Vive en 34 provincias españolas: Álava, Alicante, Albacete, Almería, Barcelona, Burgos, Cádiz, Córdoba, Ciudad Real, Castellón, Cuenca, Gerona, Granada, Guadalajara, Huesca, Jaén, León, Lérida, La Rioja, Madrid, Málaga, Murcia, Navarra, Oviedo, Palencia, Baleares [Mallorca], Cantabria, Sevilla, Segovia, Soria, Toledo, Teruel, Valencia y Zaragoza.

En la provincia de Burgos, resulta relativamente abundante en casi todas las montañas calizas de su mitad septentrional, con algunos enclaves en la mitad meridional (Fuentenebro, San Martín de Rubiales, Hontoria del Pinar).

En La Comarca, abunda en casi todas las crestas calizas de la imaginaria alineación Úrbel-La Nuez de Arriba-San Pantaleón del Páramo-Huérmeces-San Martín de Ubierna-Peñahorada.

En el término de Huérmeces, vive en las paredes más verticales del desfiladero del Urbel y vallejos tributarios.



Nombres vulgares:

Castellano: té, té de Aragón, té de caliza, té de carbonera, té de ceño, té de Gratal, té de las peñas, té de las piedras, té de montaña, té de monte, té de peña, té de piedra, té de ralla, té de risco (Bricia, Burgos), té de roca, té del campo, té manzanilla, té de la abuela (peñas del río San Juan, Segovia) árnica, árnica basta, árnica de piedra, árnica de rocas, árnica fina, árnica-ge del campo, hierba de los huesos, hierba de los peñascos, hierba de té, la té, lo te, mansa mina, mosquerilla, olivardilla, olivardilla de Valencia, orejas de mulo, planta de confitero, pulguera fina, tila, yerba del hueso, yerba la sangre, candelera (El Pedregal, Guadalajara).

Catalán: te bord, te de roc, te de roca, te roquer, te de penya, te de muntanya. 

Vasco: harkaitzetako, harkaitzetako te.

No resulta fácil saber cuando se popularizó el consumo de esta planta, ya que su uso no fue registrado por los autores botánicos más importantes de los siglos XVI al XVIII. No se puede descartar que el té de roca se usara a pequeña escala, pero es extraño que ninguno de esos autores tuviera conocimiento de su uso si era ya muy popular. La primera noticia conocida del uso de esta planta data de 1867 que dice que el denominado té de Aragón “se usa, tanto en el Aragón septentrional como en el meridional, en infusión teiforme y cualquiera la conoce por el nombre vulgar”.


Probablemente se usara como tónico digestivo. El hecho de que esta planta fuera muy popular en Aragón y su nombre vulgar profusamente conocido, nos hace pensar que al menos se empleaba allí desde hacía dos o tres generaciones antes de que se registrara su uso, es decir desde principios del siglo XIX. También era muy popular en Cataluña, como queda claro por la anécdota que refiere Font Quer de San Carlos de la Rápita, Tarragona, durante la excursión de un congreso de fitosociología en 1934: La señora del hostal sirvió té de roca a todos cuando le pidieron un té y cuando le preguntaron extrañados qué clase de té era este, ella les respondió: ¡té, y del mejor té que hay, té de roca! 

Hoy en día, el té de roca es una de las especies medicinales ibéricas más populares y se utiliza prácticamente en todas las zonas en las que medra. Incluso se utiliza en zonas ajenas a su hábitat, ya que se aprovecha algún viaje para recolectarla. Se comercializa a pequeña escala en bares, mercados o tiendas de souvenirs para turistas, como por ejemplo en la Ciudad Encantada de Cuenca.

Normalmente se colecta en julio o agosto, cuando la planta está florecida; los tallos floridos se rompen muy bien por la base, por lo que no se daña la cepa al recolectarse. 


Su uso es muy común en el Este de la Península Ibérica: Cataluña, Levante, Murcia, Aragón, La Rioja, Este de Castilla y León, de Castilla-La Mancha y de Andalucía, donde es apreciado como parte importante de su patrimonio biológico y cultural.


Se utiliza fundamentalmente para trastornos gastrointestinales, sobre todo indigestiones y dolores de barriga. Es frecuente tomar un té de roca después de comer como bebida digestiva y a su vez como bebida social, en las sobremesas. En menor medida se toma en caso de diarreas (Huesca, Castellón, Jaén), para curar las úlceras de estómago (Murcia, Jaén) o para abrir el apetito (Murcia), para los gases o para ayudar a vomitar, en este caso a dosis altas (Castellón).


En la mayoría de las zonas es muy común tomar la infusión para aliviar catarros y en caso de trastornos circulatorios como la tensión alta o anemia. Como diurético, se utiliza en Valderredible (Cantabria), Albacete y Murcia para ayudar a orinar, en caso de cálculos renales o para el dolor de riñón. 

También se recomienda para los nervios (Albacete, Gerona, Lérida), la depresión, los malos temples (Huesca), la fiebre (Murcia y Lérida), la hinchazón de piernas (Murcia), el dolor de cabeza (Castellón, Gerona) y para adelgazar (Huesca, Jaén).

En uso externo, es común emplear la infusión para curar heridas. En Murcia se macera en alcohol y se usa para lavar heridas y se dan friegas para el reuma. En Jaén se añade el cocimiento al baño para aliviar dolores reumáticos y de huesos. Se emplea también para friccionar la superficie de los dientes, con lo que se consigue blanquear eficazmente la dentina. Su uso está contraindicado durante el embarazo.


También se usa para perfumar armarios y lugares cerrados, introduciéndolo –seco y troceado- en bolsitas (Riofrío del Llano, Guadalajara).

Según algunas personas esta planta esta planta tiene propiedades estimulantes. En el Montseny (Barcelona) constituye uno de los múltiples ingredientes utilizados en la elaboración de la ratafía, un típico licor a base de frutos, hierbas y especias, que suele tomarse después de comer como digestivo.

No se han encontrado datos relativos al uso del té de roca en Marruecos ni en el sur de Francia.

Al tratarse de una especie medicinal utilizada solamente en la Península Ibérica, no ha sido aún suficientemente estudiada en cuanto al conocimiento de sus principios activos. Su aceite esencial contiene 25% de alcanfor y entre 10-20% de borneol, cis-nerolidol y otros compuestos de elevado peso molecular no identificados.


Recordemos, una vez más, la importancia de una recolección moderada, cortando los tallos por la base en lugar de tirar de ellos, concediendo el indulto a algún tallo florido por cada risco que cosechemos, para que la producción de semilla no se vea drásticamente interrumpida.

No obstante, la planta posee un contundente mecanismo de defensa: en muchas ocasiones crece en riscos imposibles, de verticalidad extrema, totalmente fuera del alcance de domingueros, herboristas y cosecheros adictos al gratis total. 

Aun así, en algunas zonas ha sido necesaria la regulación de su recolección (Comunidad Valenciana, 1985), ya que hay poblaciones peninsulares que han sido totalmente esquilmadas.

Su consumo más extendido es en forma de infusión. Según Font Quer, es momento óptimo para su recolección es justo antes de que se abran las cabezuelas florales; también asegura que, aunque lo habitual es desecar previamente la planta, también puede consumirse casi recién recolectada. En cuanto a dosificación, basta con un tallo florido por taza. Dado que su sabor no es del gusto de todos, puede añadirse azúcar o miel para mejorarlo.


Fotografía: gardencenterejea.com
La infusión se prepara normalmente con agua, aunque también puede hacerse con leche, e incluso con anís. Suele consumirse en casa aunque cada vez son más los bares y restaurantes que lo ofrecen como infusión digestiva, recomendable tras una copiosa comida. Hay personas que les gusta tomarlo frío, con hielo y en algunos restaurantes se ofrece como postre especialidad de la casa, helado de té de roca.
Fotografía: gardencenterejea.com




















BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:

- Consideraciones sobre el género Jasonia (Compositae, Inuleae). Sistemática y usos, Manuel Pardo de Santayana & Ramón Morales. Acta Botánica Malacitana 29: 221-232. Málaga (2004) 
- Plantas medicinales. El Dioscórides renovado. Pío Font Quer. Editorial Labor, Barcelona (1961) 
- El té de roca, una tisana silvestre, Javier Tardío, Revista Quercus nº 164 (Octubre 1999) 
- Los tés silvestres, exquisitas infusiones medicinales, Manuel Pardo de Santayana, Emilio Blanco y Ramón Morales, Revista Quercus nº 240 (febrero 2006) 
- Chiliadenus glutinosus, Ramón Morales, Luz María Muñoz Centeno, Javier Tardío, Laura Aceituno-Mata y Manuel Pardo de Santayana (www.magrama.gob.es)
- Contribución al estudio florístico de las comarcas de La Lora y Páramo de Masa (Burgos), Pablo Galán Cela, Fontqueria 30: 1-113 (1990).
- Atlas de la flora vascular silvestre de Burgos, Alejandre Sáenz, García Lópezy Mateo Sanz, Junta de Castilla y León & Caja Rural Burgos, Burgos (2006)


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